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3 de dic de 20152 min.

Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos

Dios se manifiesta en múltiples formas: en la naturaleza, en las cosas creadas y, por qué no, en el escenario de Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos, de Juan Paya. La obra comienza con la llegada de un ángel, o un «casi ángel», encarnado en la figura del portero de la escuela (Agustín Sierra), quien tiene la misión de convencer a cuatro chicos para que tomen la Primera Comunión con los demás compañeritos del curso.

Carlos Kaspar utiliza pocos recursos para lograr espacios consistentes: cuatro cubos que se disponen de tal modo que cambian la escenografía de un momento al otro y una imagen de Cristo con una estética camp elevado en el centro del escenario. Con un juego de luces, la música y el reacomodamiento de los cubos, cambia por completo el ambiente, de un instante a otro.

La historia se compone de una sucesión vertiginosa de conversaciones —a veces en clase, a veces en el recreo— entre los alumnos, el portero y los maestros de la escuela. En ellas se evidencian, por un lado, las dudas y los planteos con respecto a la religión mal entendida, a los pecados, al Cielo, al Infierno, y por otro, las preguntas propias de la edad en torno a la sexualidad y otros tabúes, que llevan a situaciones propias del teatro del absurdo o del grotesco.

Cabe aclarar que no se trata de una crítica al catolicismo solamente, porque se satiriza a los creyentes extremistas que dan una imagen retrógrada a la Iglesia, sino que trasciende su perspectiva y afecta a la sociedad en general, a la mala educación, a la discriminación y a las agresiones que nacen de entornos donde todo se censura o se ve como pecado. Las metáforas o los eufemismos llevan a representaciones extrañas de la imagen de Dios, portador de un rayo que lanza sobre la gente cuando está enojado, o a groseras confusiones, como por ejemplo, el problema del cofre y la llave para referirse a los genitales.

Crecer implica angustias y también se evidencian en la tortura al chico gordo (Emyliano Santa Cruz), la burla al chico que va a ser gay cuando madure (Nicolás Maiques), al que tiene una visión inocente del mundo (Juan Manuel Guilera), al que nunca entiende nada (Juan Paya) y al portero por ser de una extracción social diferente.

Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos, curiosamente, se ha convertido en una obra de culto para los adolescentes. Paya excede los límites de la creatividad y logra una comedia brillante, llena de humor, pero con una crítica ácida sobre el mundo.

Ficha de la obra
 

 
Dramaturgia: Juan Paya
 

 
Actúan: Juan Paya, Juan Manuel Guilera, Nicolás Maiques, Emyliano Santa Cruz, Agustin Sierra
 

 
Vestuario: Gustavo Alderete
 

 
Diseño de luces: Lucas Balestrino
 

 
Asistencia de vestuario: Rodrigo Lico Lorente
 

 
Asistencia de dirección: Karen Barg
 

 
Producción ejecutiva: Agustina Granja
 

 
Producción: Juan Paya, Nicolás Maiques
 

 
Jefe de escenario: Julieta Rossi
 

 
Coreografía: Daro Marques
 

 
Dirección: Carlos Kaspar
 

 
Teatro: Metropólitan Citi – Av. Corrientes 1343
 

 
Web: http://www.loschicoscatolicos.com.ar/

Esta reseña se publicó el 3 de diciembre de 2015 en La Cazuela

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