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27 de ago de 20163 min.

La tempestad

La culminación de la obra de un artista siempre es motivo de múltiples interpretaciones. La tempestad, como señala Harold Bloom, «no es ni un discurso sobre el colonialismo ni un testamento místico», haciendo referencia a las interpretaciones que se han dado de la obra. Es una comedia compleja y cualquier lectura lineal está condenada al error.

Alfredo Martín, como gran estudioso y amante de la obra de Shakespeare, creó una versión sobre La tempestad, donde se destaca la profundidad en los personajes principales y aporta así actualidad a un clásico con más de 400 años.

Como se trata de una comedia con elementos mágicos, en la versión de Martín, se incorporaron recursos multimediales al espacio escénico creado por Héctor Calmet. Los poderes de Próspero, el mago, se potencian a partir de las imágenes superpuestas a la escena.

La historia es conocida: se trata de la revancha de un duque, su victoria y su perdón contra los que le habían traicionado, y, en una trama secundaria, una historia de amor de dos jóvenes de corazones puros; la historia de Ariel, un espíritu que colabora con el amo al que sirve; la historia de Calibán, un ser monstruoso y salvaje cuya naturaleza se convierte en una suerte amenaza para el destino de los enamorados.

Muchas veces se compara el papel de Próspero con la figura de superación del Doctor Fausto de Marlow. El mismo Harold Bloom señala que Próspero es el anti-Fausto, y refuerza su punto de vista en el hecho de que se trata de un personaje frío, que no despierta simpatías porque trata con dureza a todos aquellos que están a su cargo. Sin embargo, el personaje de Próspero encarnado por Marcelo Bucossi se complejiza, puesto que, por momentos, cuando se impone ante Calibán, sí se manifiesta con dureza, y lo amenaza ante la posibilidad de hacer su labor de mala gana; pero, también se muestra como un padre protector y amoroso con su hija, y trata con respeto y cierto cariño a Ariel, sobre todo, por su fidelidad.

Próspero siempre ha sido un enigma, y uno de los aspectos más intrigantes de su figura es su comportamiento final, sin embargo, en esta versión, Alfredo Martín supo encontrar la consistencia adecuada para la elaboración del personaje. Todo resulta natural a los ojos de los espectadores.

Así como Shakespeare en su última etapa de creación logró componer un modo diferente de hacer comedias, en esta versión de La tempestad se observa un modo actual de interpretación. Combinando técnicas de comedia física, comedia del Arte, con formas más tradicionales, la obra se desarrolla de manera dinámica y fugaz, casi como un sueño. Es más, aquello con que se construyen los sueños parece ser la sustancia con que se desarrolla esta trama compleja, plena en transformaciones. Todos los personajes maduran o, al menos, buscan cambiar: desde Calibán que reconoce su error tras haber tomado por dios a un borracho, hasta el amor de Miranda que toca el corazón de su padre, Próspero, y lo suaviza en su accionar.

La tempestad es una obra que trae consigo los vientos de cambio. Es la culminación de una forma de hacer teatro y es el origen de una forma nueva, pero por su naturaleza, es una obra que, en los enigmas, en la pregunta por el «ser», encontrará siempre algún espíritu apasionado que indague en su escritura y le dé con su propio sello una mirada actualizada sobre una historia de carácter universal.

Ficha de la obra
 

 
Autoría: William Shakespeare
 

 
Versión: Alfredo Martín
 

 
Intérpretes: Julian Belleggia, Marcelo Bucossi, Ariel Delgado, Nicolás Fabbro, Mariano Falcón, Daniel Goglino, Brenda Margaretic, Pablo Mariuzzi, Gabriel Nicola, Nicolás Olmos, Margaret Planes, Gustavo Reverdito, Marcelo Rodriguez,Bianca Vilouta Rando, Ivan Vitale
 

 
Músicos: Margarita Rodríguez Planes
 

 
Vestuario: Aníbal Duarte
 

 
Objetos: Ana Revello, Gustavo Reverdito
 

 
Maquillaje: Ariel Nesterczuk
 

 
Diseño de escenografía: Héctor Calmet
 

 
Diseño de luces: Héctor Calmet
 

 
Realización escenográfica: Fernando Díaz, Analía Schiavino, Darío Tarasewicz
 

 
Música original: Gustavo Twardy
 

 
Fotografía: Gabriel Oscar Pérez
 

 
Diseño de imagen: Ignaci Verguilla
 

 
Entrenamiento corporal: Armando Schettini
 

 
Asistencia de dirección: Cecilia Nicolich, Analia Sirica
 

 
Prensa: Silvina Pizarro
 

 
Puesta en escena: Alfredo Martín
 

 
Dirección: Alfredo Martín
 

 
ANDAMIO ´90 – Paraná 660

Esta reseña se publicó el 27 de agosto de 2016 en La Cazuela

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