NGB
29 de jul de 20162 min.
La confesión de un hombre puede ser una catarsis que eleva al sujeto a la purificación, o bien puede condenarlo a vivir torturado por sus pensamientos y la culpa.
Jorobado. El encierro de un cornudo, escrito e interpretado por Claudio Pazos es una recreación de El jorobadito, un relato incluido en el primer libro de cuentos de Roberto Arlt, publicado en 1933.
En Jorobado…, un hombre que está encerrado en algún lugar, que podría ser una cárcel, un hospicio, su mente, un escenario cuadrangular de apenas unos metros, intenta aliviar el dolor de ser incomprendido ante un crimen que cometió: matar a Rigoletto, un hombre jorobado, a quien obliga a ser parte de una sádica prueba de amor de su novia.
Los mandatos de la futura suegra del asesino, la señora X, la repulsión que provoca la deformidad de la giba de Rigoletto, la mirada acusatoria de los otros, el rechazo ante la «amistad» sumisa del jorobado, los demonios personales y la ira contenida en un discurso desesperado se acentúan y asedian al protagonista con más crudeza que en el afuera.
Claudio Pazos desarrolla un trabajo impecable en la narración fragmentada de su crimen. No solo se fragmenta su historia, sino también se fragmenta a sí mismo y, en la totalidad, conmueve e impacta al público de manera tal que resulta imposible no derramar alguna lágrima ante ese hombre despedazado por el odio y el dolor.
Ficha de la obra
Dramaturgia: Claudio Pazos
Intérpretes: Claudio Pazos
Diseño de luces: Violeta Diez
Asistencia de dirección: Virginia Mazzarella
Prensa: Marcos Mutuverria
Producción ejecutiva: Virginia Mazzarella
Diseño de coreografia: Mecha Fernández
Dirección de arte: Jorge Lopez
Dirección: Jorge Diez
TEATRO LA COMEDIA – Rodríguez Peña 1062
Esta reseña se publicó el 29 de julio de 2016 en La Cazuela