NGB

28 de jun de 20172 min.

El patio de atrás

Se dice que no hay nada peor que el abandono, sin embargo, tal vez sí exista algo peor: el acostumbramiento a ese abandono.

El patio de atrás, de Carlos Gorostiza, narra la historia de cuatro hermanos que, por razones diferentes, se han quedado en la mitad del camino de sus vidas, en el patio de la casa de la que nunca podrán salir más que al bar de la esquina o a comprar pilas al kiosco más cercano.

Los cuatro decidieron seguir en una eterna soltería, cada uno preocupado por su mundo, ajenos a todo. El mayor está postrado en una silla de ruedas, pendiente de los resultados de la lotería, de las carreras, de los juegos de apuestas. Nena, una Penélope sin Ulises, se convirtió en la madre de todos y sacrificó su vida por sus hermanos. Ella espera el regreso del hermano menor, Tomasito, el único que pudo liberarse de esa suerte de prisión y que nunca volverá al hogar. Pancho es el hombre de «negocios» y vive estudiando las probabilidades, pero jamás podría lanzarse a la aventura que implica un emprendimiento. Clemen, la menor, fantasea con ser parte del mundo de las novelas y las revistas del corazón, pero no conoce a nadie de su edad con quien pueda salir a divertirse, tampoco tiene el deseo de hacerlo.

Son seres sin amigos, sin vínculos fuera de la familia. Cada uno está ocupado en sus propios intereses y se mantiene inmóvil ante lo que ocurre con los demás. Aunque la casa se esté derrumbando por falta de cuidado o de mantenimiento, ellos se limitan a decir que, en algún momento, repararán los daños, pero resulta imposible imaginarlos en el contexto de una puesta en marcha. Todo se reduce a una posición cómoda que requiere el mínimo esfuerzo, plena de desilusiones.

La procrastinación y el estatismo sobre los que se sostiene la obra son naturales en la atmósfera creada por Natacha Delgado, la directora. En el deterioro, la costumbre y la inmovilidad son los argumentos de denuncia del autor, puesto que la queja y la observación de los defectos son constantes, pero lo que no abunda es la capacidad de resolución.

En lugar de actuar con la responsabilidad que justifica la razón de la existencia, los personajes optan por la muerte en vida. La evasión, ante la falta de libertad.
 

Ficha de la obra
 

 
Autoría: Carlos Gorostiza
 

 
Actúan: Rosana López, Ana Estefanía Pasulevicius, Gustavo Reverdito, Miguel Angel Villar
 

 
Vestuario: Virginia De Los Santos
 

 
Diseño de escenografía: Héctor Calmet
 

 
Diseño de luces: Héctor Calmet
 

 
Diseño De Sonido: Marco Bailo
 

 
Realización de escenografía: Lorena Bufidis, Virginia De Los Santos, Edgar Ocampo Orozco
 

 
Operación de luces: Fernando Díaz, German Giacalone
 

 
Diseño gráfico: Lorena Bufidis
 

 
Asistencia de escenario: Martín Portilla
 

 
Asistencia de dirección: Roberto Gonzalez Segura
 

 
Dirección: Natacha Delgado
 

Esta reseña se publicó en La Cazuela

    50
    0