Improvisar ya es difícil; a ciegas, ni les cuento. Stereotipos a Ciegas es un espectáculo que ya tiene sus años en cartel, pero que se renueva constantemente. Se trata de una suerte de radioteatro de humor improvisado, pero que a diferencia de otros shows, se desarrolla en completa, total, absoluta oscuridad.
Para quienes nunca fueron a una puesta a ciegas, tal vez corresponda algunas aclaraciones: no hay luces de ningún tipo, y aunque hay gente que hace fuerza para ver, no se ve nada; los actores también están tan a ciegas como el público, es decir que no se usan antifaces ni nada de esos accesorios a los que recurren algunas compañías teatrales, que, en lo personal, me resultan antihigiénicos.
En términos técnicos, el teatro a ciegas entra en la categoría de teatro sinestésico; es decir, teatro que se capta a través de percepciones múltiples. En este caso, salvo la vista, los demás sentidos son los que se ponen en juego, pero los principales para esta puesta son el oído y el tacto.
El oído, el más importante de todos en esta puesta, porque, con las voces y los sonidos, se logra un viaje a una dimensión desconocida y se vivencian las ficciones como en un radioteatro. Como los actores se mueven entre el público, se logra un efecto de sonido real que da veracidad a la experiencia ciega. Además, por la ductilidad de Pablo Coca y Ernesto Zuazo, un sinnúmero de voces salen de los parlantes de la radio para mezclarse entre la gente. La sensación es como si las voces de la radio estuvieran al lado de uno. Pero también, la ambientación sonora de la mano de Grod Morel merece la mención. Sin los sonidos con los que se crea la atmósfera, los personajes no tendrían un marco espacial tan completo.
En lo que se refiere al tacto, se perciben los fenómenos climáticos con los que se crea la atmósfera de la ficción, y solo para tirar abajo ciertas supersticiones de manoseo en la oscuridad, cabe aclarar que también puede haber algún roce, alguna palmada en el hombro, pero no hay mucho más que eso. Si alguien recibió alguna caricia más efusiva, debe desconfiar de los espectadores más cercanos.
Como se dijo al comienzo, es un radioteatro de humor. En una serie de cuadros muy ingeniosos, los cuatro Stereotipos crean mundos increíbles, grotescos, fantásticos, absurdos, desconocidos, todos originados a partir de las propuestas del público. Con el recurso de la oscuridad, teletransportan a la gente a ese mundo de ficción en el que todo puede suceder: desde que te mueras de risa escuchando la novela más romántica de la radiofonía, hasta que un caníbal te susurre al oído, en una lengua extraña, que vas a ser su almuerzo.
Ficha de la obra Actúan: Pablo Coca y Ernesto Zuazo, Grod Morel (músico multiinstrumentista) y Sebastián D’ Arrigo (ambientador). Teatro: Velma Café – Gorriti 5520
Esta reseña se publicó el 27 de septiembre de 2015 en La Cazuela