Las faltas siempre mantienen viva la presencia de lo que no está. Esta paradoja es la clave que articula las escenas de Ausencia en el Aire, una creación de Rubén Orsini, que se presenta en el marco del 7.° Ciclo de Teatro de Títeres y Objetos, en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
Orsini crea un lenguaje kinésico, ajeno de palabras, pero pleno de expresión. En una sucesión de escenas que conforman una estructura abierta, cada personaje narra su pérdida de la mano del manipulador que se presta para darle vida, atestigua el momento, acompaña en el dolor, pero no interfiere con el curso de las acciones. Cada uno debe trazar su propio rumbo, cada ser debe buscar la forma de gritarle al mundo su historia.
Cuando se habla de ausencias, la mayoría suele pensar en seres queridos: los familiares, los amantes, pero en esta pieza se muestran en toda su dimensión. Las ausencias que aún acompañan en el mundo interior y que, bien entendidas, pueden ser transformadas en algo bello.
A diferencia de los objetos inanimados, muchas veces, traen el recuerdo de quien no está, aquí los objetos encarnan a ese ser y lo reviven en situaciones como de ensoñación. Son escenas volátiles, como una brisa que trae perfumes que se desvanecen, se evaporan o se pierden en el aire.
Algunos califican esta obra de poesía visual; otros, coreografía dramática… lo cierto es que el nombre no importa, cuando la emoción es fuerte y el público puede contemplar la maravilla de los lazos de amor, incluso, cuando del otro solo queda el recuerdo en el corazón. Las palabras de Onetti, citadas al comienzo de Ausencia en el Aire lo dejan bien claro: «Ellos soy yo, no hay nadie más, yo soy todas esas cosas que ya no están más».
Ficha de la obra Autoría: Rubén Orsini Manipuladores: Rubén Orsini Objetos: Rubén Orsini Operación técnica: Natalia Lieste Dirección: Rubén Orsini CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN – Corrientes 1543
Esta reseña se publicó el 21 de marzo de 2016 en La Cazuela