Si hay un animal mitológico cargado de simbolismo, este es, sin duda, el dragón. Pleno de ambivalencia, en occidente, el dragón es asociado al pecado original, al mal por naturaleza, a la soberbia, pero también ya desde el Helenismo, el dragón representaba al guardián de tesoros escondidos y era una suerte de obstáculo necesario para madurar.
En Dragones, un ciclo de conciertos sin precedentes, dos instrumentos antiquísimos, el arpa (Atilio Adrián Matteucci) y el gong (Ricardo Toriano), se ensamblan con otros instrumentos y otras disciplinas con la intención de explorar la naturaleza desconcertante de estos seres mitológicos. En juegos de sombra y luz, los sonidos conllevan un camino de aprendizaje y formación, el camino del héroe.
Junto con otros artistas, como el violonchelista Jesse Ahmann y la orfebre argentina Daniela Paola PepeWoll, las imágenes Ciruelo Cabral son protagonistas en el escenario y, en la confluencia del sonido y la imagen, se crea un tiempo mítico, un no-tiempo, en el que se desarrolla una atmósfera tan vanguardista como fiel a las tradiciones más antiguas. Dragones, es un viaje sinestésico en el que la fantasía se redimensiona en múltiples expresiones que conducen al público a experimentar la maravilla sonora que permite el ensamble perfecto entre la sombra y la luz.
Ficha de la obra Intérpretes: Jesse Ahmann, Atilio Adrián Matteucci, Daniela Paola PepeWoll, Ricardo Toriano Escenografía: Ciruelo Cabral TEATRO EMPIRE – Hipólito Yrigoyen 1934
Esta reseña se publicó el 19 de septiembre de 2016 en La Cazuela