Amor libre, relaciones abiertas, las tradicionales traiciones de quien engaña a su pareja con un amante, los romances furtivos con alguien que vive fuera del círculo social en el que uno se mueve… ¿cuántas formas existen para las parejas que no resisten la monogamia?
Harold Pinter escribió mucho sobre la infidelidad, los celos, la humillación del rechazo, las insoportables fantasías eróticas del adulterio como parte de la escena cotidiana en el hogar, y sobre esta temática gira El amante, una comedia protagonizada por Richard —Nicolás Litvinoff— y Sarah —Umbra Colombo—, quienes, para sobrellevar la relación, anulan el rechazo ante la infidelidad, haciendo que forme parte de su matrimonio con la consecuente descompresión del modelo típico de felicidad almidonada tan propio del sueño de la casa propia.
Con las persianas bajas, para conservar el decoro, este amor se esconde tras diferentes máscaras para mostrarse más desnudo puertas adentro. Nombres inventados, personificaciones son reglas de un juego erótico. Entre los roles del juego, el amante se reconoce a veces como esposo y propone ponerle fin a los engaños. Las fantasías son protagonistas, y con ellas, los deseos, frustraciones, los temores, las estrategias de seducción y manipulación. La amenaza de la pérdida por el deseo de lo vedado, las sospechas de que el otro ya cayó en la posesión de un tercero, toda represión es un disparador para reavivar el vínculo, con el riesgo de que la pasión se desborde y se destruya lo que se creó con tanto esfuerzo.
Como en todo juego, hay trampas, y dependerá de los jugadores el desenlace victorioso o un desconsolado final. Con una inteligente traducción de Rafael Spregelburd y la dirección de María Pía Molina Brescia, esta versión destaca, de un modo terrible y divertido a la vez, la idea de que las personas pierden la capacidad de comunicarse, evaden el diálogo y, luego, dejan de amar. El amante, desde ese punto de vista, es la salvación para Sarah y Richard aunque los condene a un juego eterno de conquistas y reconquistas en un mundo de ficción creado por ellos mismos.
Ficha de la obra Autoría: Harold Pinter Traducción: Rafael Spregelburd Actúan: Umbra Colombo, Nicolás Litvinoff Vestuario: Ana Nieves Ventura Iluminación: Ricardo Sica Diseño de escenografía: Guillermo Bechthold Diseño gráfico: Guadalupe Lobo Asistente de producción: Alan Cabral Asistencia de dirección: Bruno Rumich Prensa: Varas & Otero Asistencia de Escenas: Pablo Nicolás Discianni Producción ejecutiva: Pablo Silva Dirección: María Pía Molina Brescia EL TINGLADO TEATRO – Mario Bravo 948
Esta reseña se publicó el 3 de julio de 2016 en La Cazuela