Se dice que la vanidad es la madre de la perdición. Creerse lo que uno no es puede llevar al sujeto a una posición de encierro y, en consecuencia, el contacto con la realidad se distorsiona.
En La Madre Marsupial, de Lucas Lagré, una diva venida a menos y pasada en años —Ana Nieves Ventura— expone sus miserias ante su empleada doméstica —Marta Cosentino—, una suerte de niñera, madre, amiga y enfermera que la atiende y la acompaña en su descenso hacia el patetismo.
La belleza física es víctima del tiempo, pero la representación que esta diva tiene de sí misma no condice con la evidencia, y es en este juego contrapuntístico en que la empleada hace de espejo y de vínculo con el mundo. Como no hay posibilidad de cambio y la diferencia social no se lo permite, este personaje consiente y acata ante los caprichos de la diva.
La Madre Marsupial, dirigida por Tatiana Santana, es una pieza que forma parte del Ciclo 4000 Caracteres, volumen II, y por su brevedad expone la crisis de la decadencia en un formato ágil pero contundente. Las emociones se precipitan en el público ante los arrebatos de esta mujer que lucha por recuperar una imagen de sí misma que ya no volverá.
Ficha de la obra Dramaturgia: Lucas Lagré Actúan: Marta Cosentino, Ana Nieves Ventura Arte: Ana Nieves Ventura Asistencia de dirección: Iván Stilman Dirección: Tatiana Santana VERA VERA TEATRO – Vera 108
Esta reseña se publicó el 15 de julio de 2016 en La Cazuela