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Patricio Contreras dice Nicanor Parra


«Nicanor Parra» (Apagón). Así comienza este gran homenaje de Patricio Contreras al creador de la antipoesía, esa forma literaria tan antirretórica y coloquial como subversiva y crítica.

La obra creada por Contreras se compone de atmósferas intimistas —donde la soledad, el desamparo y las miserias de la sociedad son protagonistas—, pero plenas de humor negro, ironías y sarcasmos que aportan una dinámica especial al curso de la obra.

La antipoesía de Nicanor Parra se caracteriza por un lenguaje llano, despojado, con frecuentes dichos populares o frases hechas. Es un lenguaje que cuestiona las expresiones artificiosas con excesos de lirismo que a muchos encantan, aunque no siempre son reflejo de la naturaleza humana o de la cultura en general. Se trata de un estilo que se burla de la literatura para élites y rechaza las figuras retóricas vacías de contenido. Los antipoemas recrean momentos, rompen con la continuidad tan típica de los poemas tradicionales y apela al collage como estrategia para mostrar un discurso fragmentado.

Sorprendentemente, Contreras logra reproducir el concepto del antipoema en su obra. Si bien puede presuponerse que no tiene nada de original que un actor recite poemas, aquí se evidencia un trabajo de investigación y una seria preocupación por mantener vivo, a lo largo de toda la pieza, el espíritu desafiante de Nicanor Parra.

En una primera parte, se exponen los poemas en los que la voz lírica se desnuda y exhibe sus más grandes temores, como el miedo a la muerte o la imagen desacralizada del poeta: «a qué volver entonces al infierno del Dante / ¿para que se repita la comedia? / qué divina comedia ni qué 8/4 / voladores de luces – espejismos / cebo para cazar lauchas golosas / ese sí que sería disparate»; «la poesía es un artículo de primera necesidad», y «el poeta es un hombre como todos» y debe expresar las verdades más profundas con suma sencillez. Con efectos muy sencillos de luz y un escenario prácticamente vacío, se crea una ambientación cercana al surrealismo o al dadaísmo, tan típico de la estética de Parra.

En una segunda parte, Patricio Contreras comparte el escenario con el músico Diego Penelas, quien musicaliza algunos de los versos del poeta chileno. Basándose en ritmos populares, da forma de cueca, habanera, tango, cumbia o vals a las palabras de Parra. También se suman Felipe Díaz, Juan Gabriel Miño, Camilo Polotto, que hacen visible la interacción de la literatura con los movimientos propios de cada escena, y alcanzan la resignificación en la voz que actúa, en contraste con otras voces que son meras sonoridades.

En la pieza, resuena más de una voz. Nicanor Parra —hombre y poeta— le cede a Contreras —hombre y actor— sus palabras para que las convierta en pura energía. Es como si el artista hubiera creado estos poemas especialmente para que fueran dichos por alguien que entendiera la importancia de tomarse un tiempo, abandonar toda urgencia y compartir el valor de las palabras con el «otro», el público lector o espectador. «El autor no responde de las molestias que puedan ocasionar sus escritos: /

Aunque le pese. / El lector tendrá que darse siempre por satisfecho». Palabra y voz son como las dos caras de una misma moneda, son indivisibles, y todo se anuncia desde el comienzo: «Patricio Contreras dice Nicanor Parra».

Ficha de la obra Autoría: Patricio Contreras, Diego Penelas, Alejandro Tantanian Actúan: Patricio Contreras, Felipe Díaz, Juan Gabriel Miño, Camilo Polotto Músicos: Diego Penelas Iluminación: Alejandro Tantanian Espacio escénico: Alejandro Tantanian Música original: Diego Penelas Dirección musical: Diego Penelas Prensa: Silvina Pizarro Dirección: Alejandro Tantanian CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN Corrientes 1543

Esta reseña se publicó el 21 de abril de 2016 en La Cazuela


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