Las noches de verano suelen ser preferidas para crear espacios de ensoñación desde los tiempos de Shakespeare, con Sueño de una noche de verano, hasta Roland Schimmelpfennig, con Noche árabe, obra que se presenta en el teatro Del Borde, los viernes a las 23.00.
Tal como lo expresa la Germanística sobre el trabajo de Schimmelpfennig, se trata de una alfombra hecha con hilos propios de distintos géneros literarios: el relato erótico, el märchen (los relatos maravillosos), el policial, el fantástico… La confluencia de tradiciones también deja en evidencia el «hibridaje» propio del estilo del autor.
El argumento es sencillo. Es verano en un complejo de edificios: la noche más calurosa del año, y como es lógico, hay problemas con el agua. La historia se compone de un entramado de cinco monólogos de los personajes que están allí: Franziska, una joven amnésica que padece de ataques de una extraña somnolencia; un vecino enamorado que la observa desde una ventana lindante y que, finalmente, decide ir al encuentro de la mujer que lo obsesiona; Fátima, que aprovecha estos estados inconscientes de su compañera de cuarto para traer a escondidas a su novio, quien queda atrapado en el ascensor, y el encargado perseguido por los dichos de su mujer, los dichos de los vecinos y los rumores de agua de las cañerías del edificio.
El escenario tiene una estética surrealista que refleja ese espacio onírico con escaleras conducentes a ninguna parte, pero que confluyen con otras que dan al vacío. Los personajes transitan ese espacio como quien recorre el mundo del inconsciente y, con un juego de atemporalidades, articulan visiones fantásticas, sueños y pesadillas.
Siguiendo la lógica de la ensoñación, los personajes rara vez dialogan, más bien, se trata de una suerte de oratorio de narraciones entrecruzadas. En ciertos momentos, chocan en cuanto a los temas, pero cada uno parece seguir su propio hilo discursivo, sin verse afectado por el contrapunto de las demás voces. Es interesante el trabajo de dirección de Ginna Álvarez para generar la cohesión de cada uno de los parlamentos sin alterar la esencia de cada monólogo.
La noche de más calor en el verano suele coincidir con el solsticio, y es una fecha que, para la mayoría de las culturas, es una bisagra en el ciclo solar. Puede ser el inicio de una nueva vida, pero también puede ser la última. Tal vez, vez por eso, sean preferidas por los grandes escritores de todos los tiempos.
Ficha de la obra Dramaturgia: Roland Schimmelpfennig Dirección: Ginna Álvarez Producción: La Polenta Asistencia de Dirección: Martín Polo Actuaciones: Leonardo Massari, Belén Acosta, Raúl Jiménez, Jimena Lizaso, Sergio Romero Diseño Escenográfico: Josafath Reynoso Iluminador: Julio Vega Vestuario: José Miguel Gallardo Realización Escenográfica: Mariana de Sancho Diseño de Maquillaje: Beatushka Wojtowicz Montaje: Anabella Mastroberti, Rafael Yanez, Giselle Vitullo, Lucía Castro Teatro: DELBORDE ESPACIO TEATRAL – Chile 630
Esta reseña se publicó el 17 de noviembre de 2015 en La Cazuela