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Pessoa, escrito en su nombre


Los grandes poetas son aquellos que pueden, a través de la palabra, dar vida a las voces internas que reflejan el mundo que habitan. «Viven en nosotros innúmeros; / si pienso o siento, ignoro / quién es que piensa o siente», dice el gran Fernando Pessoa.

Este año vuelve a presentarse en Andamio ’90, la maravillosa puesta de Alfredo Martín, Pessoa, escrito en su nombre, todos los viernes, a las 22.30. La historia gira en torno a los últimos momentos de la vida del poeta más emblemático de la Literatura Portuguesa, cuya producción se destacó, entre otras cosas, por la multiplicidad de voces y la heterogeneidad en las calidades discursivas.

En Pessoa, escrito en su nombre, algunos de los seres que protagonizaron sus invenciones lo visitan en una casa de salud, conversan sobre lo que puede ocurrir, recuerdan el pasado y discuten sobre los problemas esenciales del mundo, sobre todo, el amor y el sentido de la vida, y por consiguiente, la razón de la existencia.

Pessoa tiene en su nombre la clave para comprender la pieza: la persona es el vehículo para que los actores tras la máscara puedan expresarse, y allí están ellos, los heterónimos, que lo acompañan en su agonía, ya sea a través de la provocación, de la pelea, del reclamo o del amor. «Los impulsos cruzados / de cuanto siento o no siento / disputan en quien soy», expresa Pessoa en un poema, y aquí recibe a Álvaro de Campos, quien ve el mundo con ojos simples y con la libertad de lo espontáneo; Bernardo Soares, con su vida chiquita y las expectativas de quien está imbuido en la chatura gris de un empleado de comercio; el maestro Alberto Caeiro, el Virgilio que lo espera en el más allá; el médico Ricardo Reis, quien regresa del exilio sólo para encontrarse con su creador, ahora, su paciente; el filósofo Antonio Moura, quien, en su locura, expone los miedos y los deseos del poeta… Ofelia Queiróz también se presenta, quebrantando los protocolos de la casa de salud, porque necesita despedirse de su amor.

Las charlas con una enfermera, el único personaje de carne y hueso en escena, permiten al poeta resolver las cuestiones pendientes, en especial, asegurar la vida de sus heterónimos tras la partida del creador. Es ella quien lo despide con el cariño de quien sabe que hay momentos en que el panorama adverso y el único camino correcto es el del querer bien y acompañar a quien está solo.

Las despedidas, al menos para quienes creen en la vida después de la muerte, tienen un consuelo: el alma perdura, más allá de las contingencias del cuerpo, y en el caso de Pessoa, no sólo perdura su imagen en el recuerdo de la gente, sino el de todas sus creaciones. Él lo supo antes de dejar este mundo: «Tengo más almas que una. / Hay más yos que yo mismo».

Ficha de la obra Autoría: Alfredo Martín Actúan: Marcelo Bucossi, Leonel Dolara, Pablo Mariuzzi, Dolores Perez Demaria, Mariano Scovenna, Lorena Szekely Vestuario: Jessica Menéndez Escenografía e Iluminación: Gonzalo Córdova Fotografía: Sol Atta Diseño gráfico: Gustavo Reverdito Asistencia de dirección: Cinthia Demarco Prensa: Silvina Pizarro // Tehagolaprensa Producción: Graciela Gallo Dirección: Alfredo Martín ANDAMIO ´90 – Paraná 660

Esta reseña se publicó el 28 de febrero de 2016 en La Cazuela


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