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Yo, Encarnación Ezcurra


Hay quienes dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Siguiendo esta lógica podría decirse que detrás de un hombre polémico, también hay una mujer de las mismas características. Encarnación Ezcurra fue, a los ojos de muchos, un referente, un ideal y una mujer que merecía admiración. Pero, para otros, en el grito de «¡Viva el Restaurador y la heroica doña Encarnación Ezcurra!», solo podía encontrarse sarcasmo, impotencia y bronca.

Yo, Encarnación Ezcurra, de Cristina Escofet, protagonizada por Lorena Vega, es la historia contada desde la mirada de la mujer que dibujó gran parte del destino del hombre que, durante cerca de treinta años, gobernó Buenos Aires y, por extensión, la Argentina. Como es de suponer, la Escofet también da a conocer una visión política sobre la vida de esta mujer, así como se nota una posición tomada en la brillante dirección de Andrés Bazzalo. Pero esto no significa que se trate de una lectura partidaria, la clave está en dar a conocer en una dimensión más personal la figura de una personalidad que ha sido distorsionada en la historia: o se la condena o se la diviniza.

Basándose en las cartas que enviaba a Juan Manuel de Rosas mientras él estaba en el desierto, el texto se compone de forma de monólogo fragmentado. Se muestran facetas que, por lo general, son difíciles de imaginar en una mujer tan ruda: sus temores, el amor apasionado que sentida por su esposo, la ambición y la estrategia, todo es parte del mosaico discursivo que se alterna con la música perfectamente ensamblada de Agustín Flores Muñoz, Sebastián Guevara, Malena Zuelgaray.

La escena comienza ya en tiempos de agonía, cuando las imágenes del pasado se vuelven recurrentes: la obsesionan las culpas, los reclamos y la desilusión. Su hombre ya no se fija en ella, y su amor ya no es correspondido con la pasión de otros tiempos. Aquello por lo que luchó se le fue de las manos y produjo tanto daños como beneficios.

En una época en que las mujeres solo pueden ser ángeles del hogar, y el orden político les está vedado, Encarnación Ezcurra tiene las agallas necesarias para construirse como alguien diferente, pero la naturaleza de los hombres que la rodean no le permiten ser más allá de la figura que acompaña y sostiene al Restaurador. La salud y el orgullo se resquebrajan, y tras ese carácter «masculino», el público puede ver la belleza dolida de este personaje que no es más que ella, Encarnación Ezcurra.

Ficha de la obra Autoría: Cristina Escofet Actúan: Lorena Vega Músicos: Agustín Flores Muñoz, Sebastián Guevara, Malena Zuelgaray Vestuario: Adriana Dicaprio Diseño de luces: Soledad Ianni Música original: Agustín Flores Muñoz, Sebastián Guevara, Malena Zuelgaray Asesoramiento artístico: Adriana Dicaprio Asistencia de dirección: Pablo Cusenza Prensa: Silvina Pizarro Arreglos musicales: Agustín Flores Muñoz, Sebastián Guevara, Malena Zuelgaray Dirección musical: Agustín Flores Muñoz Dirección general: Andrés Bazzalo TEATRO DEL PUEBLO – Av. Roque Sáenz Peña 943

Esta reseña se publicó en La Cazuela


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