Hay quienes señalan que la vida se asemeja a un hilo y el ovillo que conformamos con los recuerdos es la clave para salir del propio laberinto existencial.
El nacimiento de los ecos, escrita por Daniel Viola y dirigida por Micael Rodrigué, se compone de una sucesión de poemas y estampas del propio Daniel Viola, quien rememora y ovilla la madeja de su propia historia. En el escenario se desparraman ovillos, hilos, fotografías alrededor de una canasta y de una mecedora. Con estos pocos objetos, el protagonista desarrolla un viaje exploratorio al sí mismo, donde habitan, en imágenes y palabras, los monstruos del laberinto personal, los fantasmas de la memoria, las angustias pasadas, los amores y los temores aún presentes.
Los poemas se hilvanan con el eco de palabras propias y ajenas, y en el reverberar del pasado, las figuras que dejaron huella en el poeta aparecen en escena. Las preguntas surgen, una tras otra, en el devenir de los versos de este hombre que contempla el misterio de la vida, de su propia vida, con la simpleza críptica de la poesía vital de quien se desovilla ante los demás desde el corazón.
Ficha de la obra
Dramaturgia e interpretación: Daniel Viola
Iluminación: Carlos Gervasio Rivadero
Música: Osvaldo Belmonte (Caminantes)
Dirección: Micael Rodrigué
Teatro La Comedia - Rodríguez Peña 1062
Esta reseña se publicó en La Cazuela