En medio de la crisis de la década de los veinte, Roberto Arlt escribe su primera novela: El juguete rabioso. El título se lo sugirió Ricardo Güiraldes, su mentor. Roberto Arlt siguió el consejo de su maestro, pero él había pensado un nombre diferente para su obra: La Vida Puerca.
Arlt comenzó su «opera prima» a los diecinueve años, y recién consiguió editor siete años después. La obra está inevitablemente enraizada en ese momento histórico concreto: la doble realidad de la «república radical». Pero, por su forma de componer y por su talento de innato observador, Arlt está apegado a un modo realista de describir su entorno que hace de esta pieza una obra de denuncia atemporal, apartidaria, libre de toda huella que lo ciña a una ideología concreta. Arlt crea una ficción tan apegada a la realidad, que es imposible para el lector tomar distancia ante el padecer de los personajes.
Enraizada en la miseria, la marginalidad y el desamparo, La Vida Puerca, una versión de Alfredo Martín, reaviva la pasión de Roberto Arlt y la transporta a una encrucijada temporal. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? ¿Era igual?
La historia es conocida: Silvio Astier, un muchacho que no sabe qué hacer con su vida, busca trabajo para ayudar a su madre y a su hermana. Fiel al espíritu arltiano, Martín conserva en el protagonista la ilusión del inventor y expone los fracasos que, uno tras otro, lo hunden en el infierno de la vida. Es brillante el tratamiento de las emociones en la obra: el resentimiento de la gente de su clase, los deseos sucios y la urgencia por sobrevivir, aunque esa urgencia se convierta en una forma de existencia.
En esta versión, hay personajes de los que el público se enamora no por su belleza apolínea, sino por su patetismo, como en el caso del propio Silvio Astier (Mariano Falcón), pero también con Don Gaetano (Marcelo Bucossi), el Gallego (Marcelo Rodriguez); Dio Fetente (Gustavo Reverdito) o Doña Carmen (Rosana López). La falta es lo que todos comparten y es con lo que el espectador se identifica. Sin importar el tiempo, el lugar, el sistema macabro en el que vive la sociedad posmoderna, lo único que queda son los lazos, el arte y la esperanza estéril de un futuro mejor.
Ficha de la obra
Autoría: Alfredo Martín
Sobre textos de: Roberto Arlt
Actúan: Luciana Bava, Julian Belleggia, Angel Blanco, Marcelo Bucossi, Laura Canteros, Marcos Diaz, Mariano Falcón, Daniel Goglino, Rosana López, Martín Portilla D'arcangello, Luciana Procaccini, Francisco Ramirez, Gustavo Reverdito, Marcelo Rodriguez, Camila Truyol
Vestuario: Jessica Menendez
Escenografía: Fernando Díaz, Marcelo Jaureguiberry
Iluminación: Fernando Díaz, Marcelo Jaureguiberry
Diseño de objetos: Gustavo Reverdito
Música: Quique Sosa
Entrenamiento corporal: Armando Schettini
Asesoramiento artístico: Marcelo Bucossi
Asistencia de dirección: Laura Canteros, Julian Novoa
Prensa: Silvina Pizarro
Puesta en escena: Alfredo Martín
Dirección: Alfredo Martín
ANDAMIO ´90 - Paraná 660
Reseña: Nuria Gómez Belart
Fotografía: Gabriel Oscar Perez
Esta reseña se publicó en La Cazuela